martes, 26 de abril de 2011

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento estará en manos del obstetra y de la embarazada, ya que su colaboración es indispensable. La embarazada deberá contribuir teniendo relaciones sexuales seguras, ya que el sexo sin protección, además de poner en riesgo de contagio al otro, puede contagiar a la mujer con otra enfermedad de transmisión sexual o bien adquirir otra cepa del virus de HIV que ponga aún más en riesgo el éxito del tratamiento. Lo mismo ocurre con el tabaco y el consumo de drogas ilegales, ya que también elevan el riesgo de transmisión del virus al bebé. Si fumas o consumes ésta es una buena oportunidad para dejar estos hábitos dañinos.
Lo primero a tener en cuenta es elegir un obstetra y una clínica especializados en tratar embarazadas con HIV o bien que trabajen en equipo con el médico que ya esté controlando o comience con el tratamiento.
Asimismo, es indispensable realizar análisis de sangre durante todo el embarazo para controlar la carga viral y el conteo de células CD4+, ya que esto determinará la terapia antirretroviral a seguir (inicio, tipo y frecuencia de la medicación a suministrar). Si el tratamiento no funciona o si aparece una nueva infección, se volverá a hacer un análisis en búsqueda de algún tipo de virus resistente y si el conteo de las células CD4+ a disminuido, se agregará al tratamiento antibióticos específicos para la prevención de neumonía.
Además se efectuarán análisis para la detección de otras enfermedades de transmisión sexual como también detoxoplasmosishepatitiscitomegalovirus y tuberculosis, control de la función del hígado, estado de glóbulos rojos (para descartar anemias) y electrolitos entre otros.
De acuerdo al resultados de todos estos estudios, tu estado físico y el tiempo de embarazo se escogerá el tratamiento más indicado para evitar que la medicación seleccionada pueda traer complicaciones al bebé. El obstetra informará de todas formas los riesgos fetales que puede provocar, aunque aún no existen investigaciones que demuestren la seguridad de los medicamentos más nuevos. Sin embargo, siempre se contemplará que la medicación no supere en efectos negativos a los de la propia infección por HIV.
El tratamiento consiste en mantener la carga viral lo más baja posible con medicamentos específicos que disminuyen el riesgo de contagio al bebé. En líneas generales se inicia a las 14 semanas de gestación, con la administración de una droga llamada AZT (azidotimidina), también conocida como ZDV (zidovudina). La mayoría de las investigaciones determinaron que esta droga es la más eficaz para disminuir el riesgo de transmisión al bebé, ya que no sólo actúa en la embarazada, sino que atraviesa la placenta y también lo protege directamente.
En aquellos casos donde la medicación produzca vómitos frecuentes durante el primer trimestre puede ser necesario que el médico la suspenda hasta que el embarazo esté más avanzado, ya que la toma esporádica de la misma puede generar resistencia del virus ante la droga.
A partir del tercer trimestre, y de acuerdo a la medicación suministrada, se controlará a la mujer mediante ecografías, perfiles biofísicos y estudios no estresantes para vigilar de cerca el desarrollo del bebé.
Durante el parto, se le suministrará AZT intravenoso a la mamá con HIV y el bebé también lo recibirá después del nacimiento. Los recién nacidos de mamás con HIV, tienen anticuerpos de ella circulando en su sangre para este virus y por lo tanto el resultado del análisis de HIV será positivo en la mayoría de los casos aunque no esté infectado. Por esta razón, y aunque el análisis dé negativo, se le debe iniciar el tratamiento al bebé durante las primeras 6 semanas de vida, en conjunto de otro contra la neumonía que se inicia entre las 4 y 6 semanas. Pero entre los 15 y 18 meses de vida, luego de recibir el tratamiento adecuado la mayoría de los bebés se tornan HIV negativo.
En el caso de que el bebé resulte infectado, se comenzará a controlar de cerca el virus y continuará con un tratamiento específico. Las mamás infectadas con el virus del HIV deben continuar con la terapia antirretroviral hasta tanto lo indique el profesional que la seguirá atendiendo.
Algunas mujeres infectadas con HIV tendrán que continuar con la terapia antirretroviral después del parto y otras podrán dejarlo hasta que su condición cambie o los resultados indiquen que es necesario el tratamiento.

lunes, 11 de abril de 2011

SINTOMAS
En caso de que tú o tu pareja presente uno de estos síntomas en el área genital, es imprescindible que acudas a un medico para poder ser evaluado:
- dolor abdominal entre el ombligo y los organos sexuales.
- dolor en la vagina durante las relaciones sexuales
· sangrado
· hinchazón
· ampollas
· ardor al orinar
- necesidad de orinar continuamente
- inflamación alrededor de los organos sexuales
- garganta roja o inflamada
- sintomas de gripe con fiebre, escalofríos y dolores
· úlceras
· chancro
· irritaciones
· cambios en la orina
· comezón
· ganglios inflamados
· verrugas
· flujos anormales o con olores desagradables de la vagina, pene o recto